sábado, 4 de junio de 2016

Midiendo la calidad de las canciones.

De vez en cuando se hace popular algún video donde una chica o un chico con guitarra usando siempre los mismos cuatro acordes es capaz de tocar muchas canciones distintas, no pasa de ser una curiosidad, pero es peor cuando el youtube asegura que eso es señal de mala calidad musical. "Todas las canciones usan los mismos acordes" protestan llenos de indignación, incluso hay quien asegura que existe una formula matemática, o una técnica fácil para producir hits. Pero cualquiera que haya intentado crear una melodía memorable sabe que no es tan sencillo como eso.

Yo lo veo más bien como crear una poción mágica, que precisa del abracadabra para ser más que un potingue cualquiera. Es la diferencia entre la química y la alquimia, es la diferencia entre las matemáticas y la música. La magia es la que convierte cuatro acordes cualquiera en una canción única, que reverbera con nuestras emociones y nuestra existencia.

Es como aquel crítico que cansado del mundo y de la vida asegura que las tonadillas románticas no son más que ñoñerías intrascendentes simplemente porque ha oído demasiadas. Quizá ha pasado mucho tiempo desde que sintió un sentimiento intenso, y ha olvidado la trascendencia de encontrar a alguien a quien amar, o de perder a un ser amado. Las relaciones románticas tienen como resultado el nacimiento de un nuevo mundo entre dos personas que no existía antes y puede que además surja de ella nueva vida, la creación de espíritus que despiertan a esta realidad. Que me expliquen que es más trascendente que eso.

Por otro lado algunas de estas canciones de amor nos pueden resultar detestables, y es normal, pero ni nuestras experiencias vitales ni nuestro gusto musical debe nublarnos la vista ante una buena canción. Esos no pueden, ni deben ser los métodos por los que se mide la calidad de algo.

Tampoco se puede medir en base a la complejidad,  que haya cuatro acordes o una sucesión interminable de ellos no tiene nada que ver. Decía Lennon que en el pop como en el jazz, los mediocres tendían al virtuosismo. Los grupos de música heavy que se empeñaban en meter punteos con miles de escalas y notas no son necesariamente buenos por eso, aunque podamos sentirnos impresionados al ver tamaña hazaña, como cuando vemos a alguien hacer malabarismos. Pero tampoco eso es señal de calidad.

Que le guste a mucha gente parece un buen medidor, hasta que nos damos cuenta de que algo sin calidad puede tener un éxito másivo, solo hay que encender la tele a cualquier hora del día para comprobarlo. Se puede por otro lado, acudir a los expertos y a la academia, pero ellos también se dejan engañar por el virtuosismo o por su propio sentido del gusto.

"King Cat" de John Porcellino
Parece por lo tanto imposible determinar cuando algo es bueno o no, la belleza depende del ojo con que se la mira. Nos encontramos por lo tanto con obras aclamadas por los intelectuales que nadie disfruta, y obras aclamadas por el gran público pero que nos pueden resultar espantosas. ¿Significa esto que todo es relativo? ¿Tendrán razón los postmodernistas?  Bueno yo creo que no.


Encontré hace poco una solución interesante a este problema, precisamente en un dibujante de comics; John Porcellino, que escribe historias autobiográficas muy bonitas, con dibujos casi esquemáticos. Fue en su blog donde encontré la teoría de que el gusto no debe nublar nuestra idea de qué tiene calidad y qué no. Y me dio mucho que pensar y me recordó al modo de actuar de gente como John Peel, el famoso locutor de la BBC, que aseguraba que pinchaba a los grupos no porque le gustasen necesariamente, sino porque lo merecían ¿A qué se refieren Porcellino y Peel con esto? Bueno, creo que se trata de que la obra de arte refleje una manera de ver el mundo que sea propia y única.

John Peel


El arte, la literatura y el dibujo tiene calidad si nos aporta la visión particular del mundo del que la hace, y de ese modo la obra se vuelve un mundo en si misma. Puede que nos parezca fea, o ridícula, o sublime o emocionante, pero independientemente de nuestra reacción, guarda un mensaje y una verdad que trasciende a las obras sin fondo. Nos transmite y enseña algo de lo que significa estar vivo.




1 comentario:

  1. Yo también le he dado vueltas al asunto y no se me ocurre otra cosa que intentar hacerlo lo mejor posible, teniendo en cuenta que intervendrán los factores talento, curre y suerte (e incluso añadiría el factor del 'mero paso del tiempo', es decir el análisis con perspectiva).

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